24 de junio de 2013

ALABANZA (segunda parte)


Domingo II: Antes de repasar nuestra lección del domingo pasado les invito a repetir todos juntos el Salmo 106.1, que aprendimos.

Recordemos lo que aprendimos la semana anterior. (Deje que los alumnos repasen en voz audible. Deje claro lo que significa alabar, cual es la actitud de una persona que alaba con sinceridad, el ejemplo dado).

Hoy vamos a ver la forma y oportunidad cuando una mujer del N. T. alaba a Dios y también de un hombre con un ministerio especial en el A. T.

LIDIA: (Hechos 16.14). Lidia aparece tres veces solamente en el N. T. (vr. 14, 15, 40), pero de ella podemos sacar un lindo ejemplo de alabanza. Se nos muestra como una mujer comerciante de la ciudad de Tiatira, en la región de Asia, (Actualmente Turquía). Se cree que era una persona de una situación holgada. Ella se encontraba en la ciudad de Filipos, en Grecia.

La Biblia nos dice que Lidia se reunía con un grupo de mujeres a orillas de un río a orar. Ahí llegó Pablo, Timoteo, Silas y Lucas, era sábado y probablemente fueron a celebrar el día de reposo a ese lugar. Lidia “adoraba a Dios”, ella sabía la existencia del Dios verdadero pues era prosélita, es decir, una  persona que no es judía pero que practica la religión judía – el judaísmo.

Vemos que en Lidia había un deseo de servir al Señor, pues “adoraba a Dios”. Llegan estos cuatro misioneros a predicarles y Lidia aceptó a Cristo como Salvador. Después ella se bautizó junto con toda su familia.

No es muy difícil darse cuenta del tipo de persona que esta mujer era. Ella había buscado a Dios de corazón y ahora que el Espíritu Santo habla a su corazón y Jesucristo se convierte en su Salvador, realmente halla a Dios.

Lidia es una mujer que con su vida alaba a Dios. No es algo que únicamente dice, sino como dispone su vida al servicio de los siervos de Dios. Ella ofrece su casa como hospedaje par estos misioneros.

Esa fue la forma que ella encontró para decirle a Dios lo que El es para ella. Alabó a Dios por medio de una acción desinteresada. Su casa fue el refugio de Pablo y sus amigos en una ciudad desconocida, donde fueron a predicar el evangelio y en retribución se mandó a la cárcel a Silas y Pablo tras haberles azotado. El hogar de Lidia fue cada de reunión de los hermanos al salir los misioneros de prisión.

Este es un lindo ejemplo de otro tipo de alabanza a Dios en la Biblia. El dejar que Dios me use para mostrar Su fidelidad y misericordia a otros alaba a Dios.

“Las misericordias de Jehová cantaré perpetuamente; de generación en generación haré notoria su fidelidad con mi boca” Salmos 89.1

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