9 de junio de 2011

Educamos para la Misión

Como ustedes saben, nos llamamos Alianza Cristiana y Misionera. ¿Saben cuál es la razón de nuestro nombre? ¿Saben cómo y por qué estamos en este lugar identificados con este nombre? ¿Cómo fue que se creó la Alianza Cristiana y Misionera? Durante este mes, domingo a domingo, iremos conociendo en forma general como fue creada la Alianza; a qué países ha llegado con el evangelio; como llegó a Chile, lo que es hoy.

Un pastor presbiteriano llamado Benjamín Simpson, fue quien fundó la Alianza Cristiana y Misionera hace más de un siglo atrás. Mientras pastoreaba las iglesias presbiterianas, sentía en su corazón una enorme preocupación por la gente sin Cristo que vivía en las ciudades de su país, Estados Unidos y en el mundo. No fue sino cuando se cambió a la ciudad de Nueva York en 1879 que su ministerio sufrió un vuelco radical. El pastor Simpson obedeciendo su llamado a predicar a “toda criatura”, salía a compartir el evangelio a los barrios pobres de la ciudad donde encontraba a todo tipo de gente llena de pecado, pero él le llevaba al Señor Jesucristo. Sabía que su tarea era alcanzar a los pecadores, no importando su condición social, económica, raza, nacionalidad ni educación. Él presentaba a todos, sin distinción, el Dios de amor.

Fueron muchas personas las que iban llegando a su iglesia de la calle trece de Nueva York. Unos ricos, educados y de prestigio, otros pobres y sin educación, todos eran aceptados en la iglesia como miembros, a pesar de la oposición de algunas personas.

Con el tiempo, fue tanta la gente que aceptaba al Señor en los barrios donde predicaba el pastor Simpson que él tuvo que decidir entre su iglesia y este enorme grupo de personas tan diferentes entre sí, pero que también necesitaban de Dios. Decidió por lo segundo y así fue que en 1881 renunció a seguir pastoreando su iglesia y con un pequeño grupo comenzó otra iglesia que con el tiempo se llamó Tabernáculo Evangélico. Esta congregación fue poco convencional desde sus comienzos; la liturgia, los objetivos y la forma de llegar a la gente fueron diferentes a todas las pautas establecidas en esa época. La iglesia con la que el pastor Simpson soñaba era una iglesia “libre” que siguiera el ejemplo de la iglesia primitiva. Por “libre” el quería decir que fuera una congregación en donde nadie se fija si la persona que está a su lado es pobre o rica; negro, claro, latino o rubio; analfabeto o profesional sino que todos se miren y amen como hermanos, hombres, mujeres y niños pecadores que fueron limpios por la sangre del Señor Jesús y ahora son igual es ante El; criaturas renacidas.

Las actividades y metas que esta iglesia nueva era más que nada evangelísticas, pues sus miembros predicaban al aire libre, visitaban cárceles y hospitales anunciando el evangelio, además de otros lugares semejantes en Nueva York. Si bien para nosotros esto no es nada extraordinario en estos días, porque nuestra iglesia lo hace, o sabemos de alguna que practica esta forma de evangelizar. Sin embargo, en ese tiempo esto pareció extraño pues muchas iglesias se apegaban a una pauta muy tradicionalista, donde esto ni siquiera se pensaba hacer. La idea era que la gente debía ir a la iglesia y no a la inversa.

Esta proclamación del evangelio hizo que la bendición de Dios fluyera como ríos de agua viva llegando a cada lugar de Nueva York. Tanta gente rica como de escasos recursos fue alcanzada por la energía espiritual de esta congregación. Gente de diversas razas escucharon el evangelio. Huérfanos, mujeres de mala vida, criminales y similares experimentaron el amor de Cristo al ser atendidas sus necesidades por los miembros del Tabernáculo y al hablarles del Salvador.

Pero la visión de estos hermanos, en cuanto a la proclamación del evangelio, no se quedaba dentro de Nueva York solamente, sino que en ellos ardía el deseo de evangelizar el mundo entero, pues estaban concientes que cuando se predicara el evangelio en todo el mundo vendría el Señor.

Fue así como otra de las características de este Tabernáculo Evangélico fue su interés por la obra misionera. Ellos ocupaban mucho de su tiempo orando por los países que no sabían del Señor Jesucristo para que el Señor levante a hombres y mujeres para que lleven a estos lugares el evangelio. También aportaban dinero para el sostenimiento misionero.

Esta visión misionera fue la que con el tiempo hizo que se formara una organización llamada Alianza Cristiana y Misionera en 1887 con don Alberto B. Simpson como presidente. Esta pretendía ser no denominacional, que se preocuparía por dar a conocer ciertas verdades fundamentales (el evangelio cuádruple) y en patrocinar y sustentar la gestión misionera. Pero desde 1887 hasta esta fecha se transformó en una misión que ha enviado (y continúa enviando) a millones de hombres y mujeres a todos los países del planeta con el mensaje de salvación.

El próximo domingo comenzaremos a ver su labor misionera.

1 comentario:

viviana dijo...

muy buena la historia de como comenzo la iglesia alianza cristiana y misionera podia ser mas seguido para ir leyendolAS MAS SEGUIDAS Bendiciones ..