26 de septiembre de 2011

EL PODER DE LA BIBLIA

Seis a ocho musulmanes lo confrontaron mientras estaba comprando en el mercado en Conakry.

“¿Cuál es la mayor religión en el mundo?” preguntaron.

“El cristianismo” respondí.

“¿Cuál es la segunda mayor religión del mundo? Volvieron a preguntar.

“Ninguna” respondí, “porque el cristianismo es la religión verdadera. No hay otra”.

“¿Cómo puede decir eso? Reclamaron. “Usted dice que Jesús es el Hijo de Dios. ¿Cómo puede ser eso?”

“Les explicaré. Pero tienen que saber que lo que se les ha enseñado sobre Jesús no es lo que la Biblia enseña sobre Él. Díganme ¿cómo nació Jesús?

Le dijeron – del Corán, libro sagrado de los musulmanes – que había nacido, de una virgen escogida, por la concepción milagrosa del Espíritu Santo.

“¡Correcto!” dije. “¿Tienen hijos?”

“Sí, yo tengo tres”, dijo uno.

“¡Qué bien! ¿Cómo fueron concebidos? ¿Fue el Espíritu Santo el que hizo un milagro en la matriz de su esposa?”

“Oh no Son míos”.

“Correcto. Pero Jesús no. El no fue concebido por un hombre. María no conoció a hombre alguno sino hasta después de Su nacimiento. ¿No ven que el Hijo de Dios muestra a Uno que no fue concebido como nosotros, y por eso, Su naturaleza no fue como la nuestra?”

“Entonces ¿qué pasa con Eva?” preguntaron, tratando de entrar a otro tema. “¿Cómo nació ella?”.

Les conté cómo fue que ella fue creada, no nació. “Esa es la razón porque la Biblia llama a Jesús el primogénito de la creación, pero Eva fue la primera mujer creada”. Antes que pudieran pensar en otra pregunta, le dije a uno: “¿No ha leído la historia del Génesis de la creación?”.

“Oh, no ¡yo no haría eso!”

“¿Y por qué?” pregunté rápidamente.

“Porque puedo corromper mi mente con la Biblia. Me podría convertir en cristiano, después”. Añadió con miedo.

“¿No han leído la Biblia? Les reté “¿y me desafían? Yo he leído bastante de su Corán”.

“¿Conoce a Mahoma?” me preguntaron.

“Sí, conozco toda su historia y vida. He estudiado sus doctrinas. Sé todo sobre su religión. Por eso es que les dije antes que no soy un hombre blanco como los otros. Ellos no se preocupan por su religión, yo lo hago”.

“¿Tiene el Corán?” preguntaron con curiosidad.

“Sí, tengo dos en mi casa, así puedo aprender más sobre ustedes. Hay un proverbio de sus ancestros: “No hables de la profundidad de un río hasta que no la hayas recorrido. “Ustedes me hablan sobre Cristo aunque nunca han estudiado cuán profunda es Su verdad, les dije”.

“¿Tiene una Biblia que pudiera estudiar?”.

“Sí, tengo muchas en mi casa, ¿Todos desean una?”

Todos pidieron una Biblia para poder leer la verdadera historia de Jesús.

“¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?” Jeremías 23.29

Este es un relato verídico ocurrido a este misionero. ¿Te fijas como pudo responder cada pregunta de los musulmanes? Es que él conocía la Biblia.

Esto ocurrió en el continente africano, no hace mucho tiempo. Pero yo quiero que nos traslademos aquí, a nuestro país, y pensemos en gente que no es cristiana y que muchas veces nos hace preguntas o simplemente nos atacan o busca discusión sobre asuntos bíblicos. ¿Y cómo respondemos? ¿Tenemos el conocimiento necesario para hablarles?

En Chile tenemos muchas religiones no cristianos como ser: mormones, Testigos de Jehová, adventistas, B’ ahai, entre muchas más. Cada uno tiene su “Biblia” o libro sagrado. Los mormones tiene “El libro del mormón”, los testigos de jehová tiene una traducción de la Biblia pero es diferente a la nuestra y la estudian basándose en escritos de sus fundadores, lo mismo ocurre con los adventistas. Estos dos primeros grupos andan de casa en casa difundiendo su doctrina y dejando su literatura. Si un día llegan a la nuestra.

¿Estamos listos para hablar con ellos de la Palabra de Dios?

Esta es la Biblia (muéstrela). Es un libro que empezó a escribirlo Moisés siglos y siglos antes que viniera el Señor Jesucristo. Luego de Moisés escribieron muchos más hasta décadas después de la ascensión del Señor al cielo. Pero es actual, no ha pasado de moda y sigue imprimiéndose y traduciéndose a más idiomas y dialectos. ¿Qué importancia le damos a él? ¿Nos importa lo suficiente como para dedicarle más de una hora cada domingo? ¿Lo consideramos como un libro vital para cada día el año? ¿Lo leemos y estudiamos con el interés y dedicación necesarias para estar “siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que nos demande razón de la esperanza que hay en nosotros”? (1 Pedro 3.15)

Si hemos de ser misioneros debemos ante todo, conocer nuestra Biblia pues ella es nuestro instrumento de trabajo. No basta con cuidar que nuestra Biblia se vea bonita, ni que nos sepamos los 39 libros del Antiguo Testamento y los 27 del Nuevo Testamento. Lo que tenemos que conocer es su contenido y enseñanza, lo que Dios nos dice mediante ella.

Esta será nuestra tarea, una que no acabará, estudiar la Palabra de Dios. Oremos al Señor dando gracias por Su Escritura y pidiéndole que nos ayude estudiarla, no sólo en este mes de la Biblia, sino todos los meses del año.

FIN

No hay comentarios: