“En ti confiarán los que conocen tu nombre, Por cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste a los que te buscaron”. Salmos 9:10
Howard Hendricks en su libro “Enseñando para cambiar vidas”, recuerda que una de las definiciones más sencillas acerca de enseñar es causar, ¿Causar qué?, causar que las personas aprendan. Pues bien esta definición se acerca mucho a lo que debe existir en nuestras iglesias, lo que debe salir del maestro y llegar a los alumnos. Ciertamente conocer acerca de Dios no implica necesariamente un cambio de perspectiva en la vida, sin embargo conocer a Dios no nos deja tal cual éramos, pues “esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” Juan 17:3.
El salmista reconoce una consecuencia en el futuro respecto de una decisión en el pasado. Confiar en Dios es una consecuencia de conocerle que a su vez es posible si se le busca, he aquí lo fundamental de la labor de la enseñanza en la iglesia hoy en día (siempre ha sido importante), pero no podemos dejar de lado el preguntarnos, en relación a esa enseñanza, si es la Biblia el centro de la vida de la iglesia hoy.
Algunos principios que podemos recordar en esta reflexión tienen que ver con las consecuencias de conocer a Dios, de relacionarnos estrechamente con Él y dejando que gobierne cada aspecto de nuestra vida. Por lo tanto hemos de educar en la iglesia para que podamos ser prácticos en nuestra relación con Dios, tanto en lo íntimo de nuestro cuarto como en la velocidad de la vida cotidiana, siendo prácticos en nuestra relación, ya que ÉL es práctico en su amor y promesas para con nosotros.
I. “No desamparaste a los que te buscaron”. En Jueces 2:10 tenemos que recordar:“y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel”. Vemos el ciclo de pecado del pueblo de Israel en que siendo el pueblo de Dios, constantemente dejaban de buscar al Señor, se volvían a otros dioses y vivían desamparados a causa de su pecado. Pero es necesario preguntarse ¿por qué habían dejado de buscar al Dios de sus padres?, y aunque el texto no nos relata expresamente el ¿por qué? si nos deja ver que la decisión de desechar la enseñanza y olvidarse de la herencia espiritual recibida por las generaciones pasadas los lleva a ser entregados a manos de sus enemigos.
Ahora bien, hay esperanza de que la enseñanza de la Palabra y el estarrecordándola siempre,permiten vivir confiados en Aquel que es inmutable. Traigamos a la memoria la vida del rey Josías y el impacto que produce en él la Ley de Jehová (2ª Crónicas 34).
II. “…los que conocen Tu nombre”. Para el pueblo de Israel era muy importante su concepción de Dios respecto del nombre con el cual lo conocían. Algunos ejemplos de ese nombre nos demuestran que Jehová era su Dios, y al llamarle de alguna u otra manera daban reconocimiento a ese aspecto del nombre de Dios. ELOHIM, habla de la fortaleza y el poder de Dios (Gen. 1:1; Sal. 19:1); EL SHADDAI, Todopoderoso, Omnipotente (Gen. 17:1; Sal. 91:1); ADONAI, Maestro, Señor, Dios es dueño de su creación (Mal. 1:6); Yahweh, el nombre más común de todos, “El que siempre vive”, El que tiene vida en sí mismo, es el Dios del pacto (Gen. 2:4); YIREH, Jehová proveerá (Gen. 22:13-14); NISI, Jehová es mi estandarte (Ex. 17:15), son algunos de los más comunes y usados por el pueblo de Israel y denotan el aspecto por el cual es conocido Dios por sus hijos. En ese sentido tanto el que enseña como el que es enseñado ha de manifestar su confianza en Aquel que es el todo en su vida, ha sido y será quién pueda sostenernos en todo tiempo.
III. “En ti confiarán…”. Como consecuencia de conocer a Dios en los distintos aspectos en que se manifiesta en nuestra vida podemos vivir confiados. No es lo mismo conocer acerca del poder de alguien de alguna forma específica a conocer al TODOPODEROSO, no podemos comparar la provisión circunstancial a través de algún medio para nuestra vida con confiar en el ADONAI, y así poder decir con Abraham Dios se proveerá (Gn. 22:13-14). Sólo a través de enseñar, educar (educere; guiar, conducir o educare; formar, instruir) y a partir de una relación íntima y real con Dios es posible llegar a confiar en Él. No podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído (Hechos 4:20).
Debemos entonces valorar la oportunidad delaprendizaje, encontrando el punto de unión en este proceso en que tanto el que enseña como el que es enseñado deben vivir en estrecha relación con Dios, permitiendo que sea Él quien haga aprender las verdades que son compartidas.
Son la enseñanza dentro de las iglesias, y su fuente de conocimiento que es la Biblia, fundamentales para evitar tragedias como las del pueblo de Israel en cuanto a sus constantes errores y consecuencias de los mismos, razón por la cual el Señor dice que “mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento” (Oseas 4:6).
Es maravilloso recordar que el Señor tiene para nosotros pensamientos de paz y no de mal (Jeremías 29:11), por tanto Sus enseñanzas transforman nuestras vidas para bien.Para enseñarlas es pues necesario vivirlas ya quede la abundancia del corazón habla laboca(Mateo 12:34b)por tanto la enseñanza que impacta no es de cabeza a cabeza, sino de corazón a corazón (Howard Hendricks).
Dios nos bendiga, guie y ayude para enseñar y ser enseñados como Él quiere. Éste sigue siendo el deseo de Dios, que le conozcamos cada día más. Dejemos pues que sea la Palabra de Dios que es inspirada por Él, utilitaria y suficiente en cuanto a enseñar, redargüir, corregir, e instruir en justicia.
Oye, pues, oh Israel, y cuida de ponerlos por obra, para que te vaya bien en la tierra que fluye leche y miel, y os multipliquéis, como te ha dicho Jehová el Dios de tus padres. Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tuDios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.Deuteronomio 6:3-9
Reflexión preparada por el Pastor Leonardo Alvarez A. (Paillaco)para Departamento Nacional de Educación Cristiana ACyM.
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