7 de junio de 2012

¿CÓMO LLEGAMOS A ESTO?

¿Cuándo lo malo llegó a ser bueno?


Bienvenidos a estas letras dedicadas a la educación infantil. Espero que puedan leer, comentar, preguntar, en fin, dialogar sobre este aspecto. Al fin y al cabo es un tema importante para la sociedad chilena. Esa es la razón para que el artículo comience con preguntas ¿Cómo llegamos a este estado de cosas? ¿De qué manera lo que en algún momento se consideraba malo, ahora llegó a ser aceptado, o bueno? En lo personal tengo muchas preguntas, quizás más preguntas que respuestas. Quizás las respuestas que tengo son de otra época y ya no son válidas para este momento cultural.

Aunque el Censo 2012 todavía no termina, es posible aventurar algunas conclusiones. Sin ser agorero es posible sospechar que el Censo 2012 mostrará un alto índice de embarazos en adolescentes, descenso en la tasa de casamientos, estabilización de la tasa de divorcios, un achatamiento de la pirámide poblacional. Aumentarán los habitantes del país que pertenecen a la tercera edad. Encontraremos una multiculturalidad evidente en el país por la inmigración y una migración interna pavorosa que transforma la ciudad en un conglomerado violento y deshumanizado. Nos rodea una base económica-monetaria como sustento exclusivo del desarrollo nacional, un mundo político lejos del habitante, un cambio cultural en el sistema valórico que fundamenta la sociedad chilena. La iglesia está envuelta en una guerra cultural, la familia como parte de la iglesia y el niño como integrante de la familia se transforman en el botín de guerra, en objetivo directo o en el más violento de los campos de batalla.

Reflexionar sobre la educación infantil es de vital importancia para una sociedad como la chilena, que está organizada en función del conocimiento. ¿Qué es el conocimiento? ¿Qué es la educación infantil? ¿Quién define los contenidos y dónde se entregan? ¿Cuál es la meta de la educación infantil? ¿Cuál es el rol de la familia en la educación infantil? ¿Qué tipo de educación esperamos para los hijos? ¿Una escuela laica o una escuela religiosa? ¿Educación pública o privada?  

Conversando hace un tiempo atrás con una docente con muchos años de experiencia en la escuela básica me llamaba la atención sobre un aspecto de la educación infantil. Su comentario, triste; pero real era: “Hoy los niños en edad escolar inicial conocen palabras en inglés; pero no saben como atarse correctamente los zapatos”, “Conocen más sobre dinosaurios que sobre la necesidad de ordenar sus juguetes” ¿Será verdad? ¿Qué es lo más importante que tiene que saber un niño?

Otro docente, un profesor universitario me mostraba una tesis de doctorado que estaba guiando. Su comentario era lapidario: “Pastor, no saben escribir, mire como he tenido que marcar y marcar la página. Para mí es más fácil reescribir que corregir” Por su parte, José Saramago, el novelista portugués se quejaba diciendo: “A uno siempre le dicen que trote o haga ejercicio, pero a un deportista jamás le dicen que lea un libro” ¿Algún papá ha observado con ojo crítico las lecturas asignadas a Educación Básica? ¿Alguno de los docentes que lean esto se ha atrevido a cuestionar caballeros de armaduras oxidadas o temas similares? ¿O el pilarsordismo nos consume?

Conversando con papás en la iglesia me comentan sobre lo cansado que están sus hijos. “Sale del colegio temprano; pero después tiene el taller de arte, el jueves va al Instituto donde le ayudan a estudiar y hacer tareas, el sábado tiene clases de Karate y el domingo en la tarde vamos a casa de los abuelos” ¿Cuándo descansa un niño? ¿Cuánto tiempo puede estar en Internet? ¿Hay tiempo para congregarse? ¿Cómo enfocar la llamada “escuela dominical”? ¿Cuál es el rol, cuál el espacio y futuro de la escuela dominical?

“Son cosas de niños”, “travesuras”, “Todos lo hacen”, “Tienen que aprender”. Las frases anteriores podrían referirse a las típicas travesuras de niños. Al escucharlas parecería que  se refieren al desorden hecho después de clases o que algún niño se escondió y no entró a la sala de clases.  Muchos años atrás era el comentario obligado cada vez que la pelota caía en el patio de la vecina y había que rescatarla. Tal vez en alguna época ese hubiera sido el enfoque; pero en este tiempo esas declaraciones normalmente se refieren a la actitud que los adultos toman cuando expresan su opinión frente al pololeo y la sexualidad de los niños. ¿Cómo hablar de sexualidad con los niños? Mis hijos ya saben todo ¿eso es bueno? ¿Qué es todo lo que un niño debe saber de sexualidad? La única opinión que se escucha por parte de los adultos es: “Los niños tienen que aprender, tienen que equivocarse, hay que darles espacio”.

Si el aborto es pecado, ¿la solución es el embarazo adolescente? Ser mamá a los quince ¿es la alternativa cultural? Ahora la iglesia se enfrenta a la necesidad de organizar un nuevo ministerio orientado a madres adolescentes ¿o debieran ir a la UFA?, porque con quince años pertenecen a la escuela dominical todavía. ¿Podemos hablar de abuso sexual en la iglesia? ¿Habrá algún caso de niñas o niños abusados en nuestras congregaciones? ¿Cómo enfrentamos esos temas? ¿Los maestros de escuela dominical saben detectar los signos de abuso infantil? Cuando los niños entregan esos papeles pintados luego de la clase ¿qué estarán tratando de contar?

Los invito a reflexionar, a leer y cuestionar, a participar en la búsqueda de caminos por los que la iglesia transite estos convulsionados años que nos dio el Señor. Chile será pronto un país desarrollado, un país sin pobreza. ¿Será un país desarrollado y sin pobreza? ¿Qué tiene la iglesia para decir al respecto? La pobreza física, social, estructural tiene un olor particular. ¿La pobreza valórica, tendrá algún olor particular? ¿No será que la iglesia está intentando no percibir el olor a pobreza que rodea sus muros?

Juan Roberto Pérez Blanco
Antofagasta, mayo 2012



1 comentario:

Anónimo dijo...

Pastor es interessantísimo el planteamiento que usted hace, realmente como Iglesia debemos preocuparnos por el hoy, el presente, como dice estamos percibiendo el olor o de qué manera lo estamos haciendo, que este medio siga siendo de edificación para todos y nos lleve a reflexionar, pero no tan solo a eso, sino a cambiar. Somos llamados a perpetuar el mensaje de Cristo a las generaciones. como un pastor escribió las decisiones del presente nos llevarán a vivir las consecuencias del futuro