"Escudriñad las
Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y
ellas son las que dan testimonio de mí" (Juan 5:39).
Por:
Myriam Judith Barrera Pérez
Una de las actividades más educativas,
luego que se ha pasado por el proceso de aprender a leer, es leer. ¿Juego de palabras? ¿Mala redacción? No. Es una verdad
innegable para quienes han llegado a la meta profesional, artística, etc., y quienes
confirman que la lectura fue su arma para capacitarse, especializar sus
conocimientos y llegar a lograr lo máximo en su vida.
No voy a hablar sobre el lenguaje en si,
solo quiero llevarlos a reflexionar que, cuando uno tiene una habilidad
especial por la lectura, puede leer cuanto libro, artículo, diarios, caiga en sus
manos. Sin embargo, hay Un Libro, que aunque lo leamos una y
otra vez, siempre encontramos, una nueva lectura, una nueva enseñanza y nueva
forma de ver y vivir la vida, me refiero a Las Sagradas Escrituras.
Actualmente, es un libro que se traduce
en un sin fin de idiomas, lenguas o dialectos y que por esas traducciones,
muchas personas han dado su vida, para que otros tengan en sus manos la
preciada lectura de la Biblia ,
donde encuentran palabra viva, enseñanzas eternas que cambian la conducta de quienes logran tenerla en sus manos y leerla.
Sin embargo, debemos detenernos a pensar
que se enseña hoy día en nuestro medio, es decir, en nuestras iglesias. Se han
formado diversos ministerios en los cuales, enarbolando la enseñanza bíblica,
introducen temas o lecciones que si bien aportan verdades bíblicas, solo se
enfocan en lo emocional; en testimonios muy personales, situaciones que
competen al ámbito donde ocurrieron geográficamente; o también en situaciones
muy puntuales y particulares. Esto, a la larga, va produciendo en quienes
asisten a estos cursos de “ministerios” a desarrollarse solo en lo que a ellos,
particularmente les afecta, olvidándose o tal vez nunca se enteraron, que el cuerpo de Cristo es un todo, y que cada
miembro debe y cumple una función específica en él.
Hace 495 años atrás, el monje Martín
Lutero se revela contra el Papado en Roma y clava en la puerta de la iglesia de
Wittenberg las llamadas noventa y cinco tesis, donde deja al descubierto parte
de los abusos que Roma y sus teólogos hacían a los creyentes.
¿Cuál fue el motivo que llevó a Martín Lutero a revelarse al Papado y
escribir esta tesis? La lectura de la Biblia. Comenzó a escudriñar
sus libros y a medida que lo hacia su mente se habría a una nueva forma de
vida, a una libertad espiritual que no tenía en el monasterio en el cual se
preparó para ser monje agustino. Su creencia en Dios y la fe que obtuvo por
medio del Espíritu Santo, lo transformó en un estudioso de Las Escrituras, y
Dios lo usó para que se produjera una revelación extraordinaria en el
mundo, que fue predicar la salvación por la fe, por la
certeza en los méritos de Cristo, siguiendo sus ejemplos y doctrinas.
Este es el mes de la Reforma , en que se
recuerda al gestor de esta celebración,
un hombre temeroso de Dios, que se propuso escudriñar la Biblia para salir de su
ignorancia religiosa y que heredó a las generaciones posteriores la simplicidad
del evangelio y que desmoronó las enseñanzas de Roma al repetir lo que dice la Biblia respecto a la
justificación por las fe: “…que el hombre es justificado por fe sin las obras
de la ley” “…mas al que no obra, sino que cree en aquel que justifica al impío,
su fe le es contada por justicia” “Justificados, pues por la fe, tenemos paz
para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” Romanos 3:20; 4:5; 5:1.
Es aquí donde debemos hacer un alto y
pedirle a Dios nos dé objetividad para analizar si lo que la iglesia evangélica
de la cual somos parte, sigue los preceptos bíblicos, o se perdió en las muchas actividades, grandes
eventos espirituales, encuentros espirituales traídos o exportados desde otras latitudes, olvidando que Dios a
todos capacitó, para tener una creatividad espiritual acorde a la idiosincrasia
en que estamos inmersos, a las capacidades individuales y colectivas de su
membresía y a una pasión por las almas de nuestros próximos y del prójimo.
Martín Lutero, una vez excomulgado fue
protegido en el castillo de la
Wartburgo y ahí tradujo la Biblia al alemán vulgar, posteriormente predicó la Reforma en toda Alemania. Dio
ejemplo de tener pasión por las almas perdidas y mientras pudo predicó la
salvación de Jesucristo por medio de la fe.
Para finalizar, les dejo una pregunta y una petición
global:
¿Es necesario levantar un Martín Lutero
para que volvamos a estudiar Las Escrituras y empaparnos de las verdades
eternas, para luego ser ejemplo de los creyentes?
Como dice el libro de 1 de Timoteo:…“sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta,
amor, espíritu, fe y pureza. …ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza. No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante
profecía con la imposición de las manos del presbiterio. Ocúpate en estas cosas; permanece
en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. Ten cuidado de ti mismo y de la
doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los
que te oyeren”. 1Timoteo 4:12, 13, 14, 15, 16; y oremos hermanos para que en la
simplicidad del evangelio, volvamos a las sendas antiguas y prediquemos a un
Cristo resucitado, que justifica por la fe y que dio su vida para redimir a la
humanidad perdida. Amén.-
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