7 de noviembre de 2011

UNA NIÑA VALIENTE Y SU BIBLIA

Esta es una historia verídica de una niña valiente que amaba tanto su biblia que la salvo de ser destruida. Supongo que si no tuviéramos biblias la evaluaríamos más de lo que hacemos, pero quizás nos ayudara para ver cuán precioso es este libro, y tendríamos más deseos de leerlo y atesorarlo.
Fue en el año 1555, cuando la reina María estaba en el trono inglés con su esposo español a su lado. Ella llenó su país de dolor por la terrible persecución que desató sobre los protestantes.
Había una pequeña aldea en el oeste llamado Harrant. En una punta de la aldea, había unas viviendas apartadas de las demás que se hallaba bordeando la única calle. En estas viviendas se encontraba la maestranza del herrero con su propia casita detrás. La esposa del herrero había fallecido, pero su bonita hija de hermosos ojos azules cuidaba la casa. Cuando se sentía sola, ella iba a la maestranza por detrás, y se quedaba con su padre solo que oyera voces o caballos en el camino. Allí volvía calladita a su casa porque ella era una niña tímida
Un día cuando ella había entrado su padre estaba parado detrás de la puerta. Tenía un palo en su mano. Con este tocó el lado de una viga grande en la esquina. Saltó un bloque de madera de su lugar, descubriendo una pequeña apertura. En este escondite el colocó un libro con tapa de cuero oscuro, y rápidamente pero con cuidado colocó la pieza de madera en su lugar. Nadie se daría cuenta que aquí había un escondite.
Al ver a su hija él se asustó y le dijo seriamente “Alicia, mi hija, ¿tu viste lo que yo hice?
Pusiste el libro Santo en la viga, papá. Es su buen escondite, porque ni sacerdote o soldado lo podrán encontrar allí “
“Como no preferiría que tu no supieras el lugar donde lo he escondido, porque saber esto te puede meter en mucho peligro. Nunca debes revelar donde esta… cuando nuestro Pastor se fue al extranjero, me dio la sagrada Palabra, y me dijo que la guarde como mi vida. La reina ha ordenado que todas las Biblias deben ser confiscadas y quemadas, y nosotros estamos prohibidos de leer de sus santas palabras. Esta es la única Biblia entre aquí el mar; y es más preciosa que todas las joyas de la corona. Tienes 15 años, y eres lo suficiente mayor para comprender, por eso te lo he dicho todo.
No debes temer, padre dijo Alicia firmemente. Yo te lo diré. Pero se puso pálida al pensar en lo que esta promesa podría significar.
Ahora, había un sacerdote que venía a veces a Harrant para predicar a los aldeanos.
Pero como eran todos protestantes, ellos no lo escuchaban ni le daban sus diezmos. Esto lo tenía muy enojado. Comenzó a espiar hasta que se convenció que entre ellos había una biblia, y el estaba seguro que estaba en posesión del herrero porque era el único hombre en la aldea que sabía leer.
Junto con varios soldados llegó a la casa y demando que le entregaran la Biblia. Entonces decidieron quemar las dos construcciones, la herrería y su casita, y así destruir la Biblia de una vez
Una tarde se estaba oscureciendo cuando Alicia vio una brillante luz contra el cielo. Donde había salido a visitar vio que su casa estaba quemándose. Olvidándose del peligro, solo recordó que había que salvar la Biblia, cueste lo que cueste. Como una flecha corrió a su casa.
Los soldados estaban concentrados en apilar la paja alrededor de las casitas, y no vieron a Alicia correr entre su casa y la herrería cuyos techos ya ardían. Determinada aunque su vestido y su pelo, sus manos y cara antes que pudo encontrar lo que buscaba, la Biblia. Pero al fin lo alcanzó y corrió afuera al aire puro.
Nadie la vio en la oscuridad, y se fue gateando al pequeño huerto. Ahí se dejo caer, entre las plantas. Asfixiada y sufriendo. Todavía temía por la biblia. Se saco su falda de lana y la envolvió alrededor de la biblia y con sus manitas cavó en tierra hasta poder enterrar la biblia debajo de un inmenso repollo. Entonces, más tranquila, gateo hasta llegar una vertiente en el huerto donde su padre la encontró como una hora después, semiconsciente por el dolor y el temor. El nunca ceso mientras vivía de hablar de lo que su hija había hecho, por su valentía en salvar la Biblia.
esa Biblia quedó en la familia por muchas generaciones. Años y años después, la bisnieta de Alicia llevó esa Biblia con ella cuando junto a su esposo cruzaron el océano Atlántico a la costa de América, unos de los primeros colones.

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